“Surcos henchidos de savia”, amplitud de ritmo y sonoridad de color. “Esta pintura, de una intensa expresividad, de una áspera grandeza, épica sin énfasis, halla en la materia una armonía de rara calidad”.

“Su naturaleza de alquimista se reconoce mejor todavía en sus naturalezas muertas, donde juega con un reducido número de objetos, que tienen una presencia objetiva, esquemática y real”.

“Su pintura encierra un hondo sabor literario, de aparente ingenuismo ‘naif’. Laboriosamente trabajada, busca a través de formas concretas y linealistas la inocencia de las arquitecturas y paisajes de la ciudad, escapando de toda retórica.

“Finura de observación y sensibilidad, servidas con plena sinceridad mediante formas libérrimas de expresión”. “Inspiración azoriniana, aunque referida a temas grandes. Vigor de diseño, fuerza cromática algo ‘ferocista’ en detalles y refinamiento de matices en superficies extensas, fantasía en las leyes de la perspectiva lineal, atrevimiento entre temas que arredran”.

“Madrid ha encontrado su pintor”

Delapuente es pintor de ciudades. No reflejan visiones fotográficas, ni rincones concretos, realistamente interpretados. Es una síntesis recordada de lo visto…” Más real como expresión que la realidad misma. Nos da esencialidades más que realidad, operación artística de eminente solidez estética. Son salvaciones subjetivas, elaboradas en la reflexión y el silencio de su estudio. Y están realizadas con esa nitidez de sus líneas claras, de su cloisonisme delimitador en el que los perfiles en negro aíslan colores claros, enteros, puros que contribuyen a esa presentación un tanto mágica de las ciudades como corresponde a la síntesis intelectual…

“Su naturaleza de alquimista se reconoce mejor todavía en sus naturalezas muertas, donde juega con un reducido número de objetos, que tienen una presencia objetiva, esquemática y real”.

…Tan desligado de modos y modas, tan altaneramente haciendo su solo y exclusivo camino. Se decidió a abandonar la abstracción haciendo uso de una honradez fuera de uso.

Hoy Delapuente ha dado un giro violento a tenor con la nueva valoración del color y sus mixturas, aportadas por la abstracción. “Canción al mar de tierra”

…Tan desligado de modos y modas, tan altaneramente haciendo su solo y exclusivo camino. Se decidió a abandonar la abstracción haciendo uso de una honradez fuera de uso.

…Son perspectivas cortesanas vistas desde su evocación cromática, desde sus posibilidades casi biológicas de desarrollo estructural. (…) Todo se halla como solidificado en unos colores grasos y enteros, una de cuyas seducciones consiste precisamente en unos contrates cromáticos que robustecen las formas. Colores arbitrarios, sí, pero que al margen de su alveolo arquitectónico se nos presentan como una fiesta para los ojos…

…chimeneas azules, tejados de color violeta, suelos anaranjados… (…) La agilidad que tiene su trazo y ese concierto lírico de pintura y dibujo con que sabe fortalecer el candor de sus imágenes madrileñas.

“Madrid por Delapuente” Museo español de arte contemporáneo, 1970. El color y la luz son, únicamente, los que la dialéctica interna de la propia pintura exige.

Un arte que tiene la finura de visión de un poeta y la realización sobria y áspera de una tarea campesina.

Compone de manera casi bidimensional y cuando quiere sugerir la tercera dimensión prefiere hacerlo mediante perspectivas dibujísticas mejor que utilizando planos de luz y sombra. Todo ello hace más perceptible la transparencia diáfana de su aire, la igualdad de su luz, la impasible inmovilidad de un mundo que parece haber sido arrancado del tiempo.

Ciertas notas de humor (escenas de las librerías del viejo en la cuesta de Moyano y Ramblas de las flores en Barcelona) ponen un aceite de amena cordialidad. “Marinas, la soledad infinita del mar” “Momentos de cósmica grandeza en que el mar hechiza tanto como sobrecoge”

“Delapuente pinta de las cosas su verdad y su poesía”

“…típicos orígenes fauves, incursiones en lo abstracto, hombre inquieto, pero siempre moderado, al que su búsqueda ha conducido a un paisajismo urbano, lineal, detallado y arbitrario”.

“…Convierte la ciudad entera en una ocasión para la pintura, en una obra unitaria, a la manera que los franceses de finales del XIX se propusieron el gran tema de París”.

“Sus obras abordan Madrid desde lo madrileño, desde su costumbrismo, se ha servido de la anécdota urbana para componer su género”.

“Ha convertido en motivo pictórico el tema epidérmico de Madrid, lo ha trascendido; es decir lo ha revelado como paisaje”.

“Aplicaba al paisaje urbano esa libertad de concepción y de imaginación que tantos adjudican a la visión del mar, de la montaña o de la llanura”.

“Su simplicidad, su falta de claroscuro, sus violencias e insolidaridad ambiental determinan la fortaleza, también en cierta manera arquitectónica”.

“No carecía nunca de ternura en su interpretación del paisaje o del hombre: recordemos sus deliciosos personajes de las tiendas o de las tertulias parisienses”

De todos estos exegetas madrileños ninguno tan arquitectónico como Fernando Delapuente; él no ha buscado sólo lo pintoresco del barrio antiguo, sino que se ha enfrentado con valentía con el panorama del centro de la ciudad, con lo que por estar más divulgado es difícil encontrarle un interés verdaderamente artístico.

“Su visión es grata, simpática, un poco zumbona y bromista; ¿se puede pedir más madrileñismo?”.