A la vuelta de Italia en 1953, ya en tierra castellana, realiza la serie Castilla, compuesta por obras como “Sol de Castilla” (1955) o “La Trilla” (1955). De esa época también son: Era, Surcos, y Tierra de campos (1956), que conciertan lo que él llama ‘La canción de Castilla’: una síntesis armoniosa del paisaje castellano, caracterizado por grandes llanuras y horizontes inmensos, tierras de surcos abiertos para la siembra, con cielos dominantes de luces y sombras. Un paisaje de extraordinaria belleza, austera y sobria, que Delapuente sabía captar y plasmar en sus cuadros.


